¿Fin del testado en animales en China?

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Protesta en Corea del Sur en contra de las pruebas en animales

Aunque en la Unión Europea, Estado Unidos y Latinoamérica el testado animal para productos cosméticos fue prohibido en el año 2013, todavía existen unos pocos países que se resisten a prohibir y erradicar el animal testing. Entre estos últimos se encuentra el caso de China, cuyas leyes exigían estas medidas de testado en diversos productos como maquillajes, cremas hidratantes, cremas de protección solar, desodorantes, productos nutritivos para el cabello, tintes, laca de uñas y otros productos, perfumes y tintes de pelo.

La legislación china exigía que dichas pruebas fuesen realizadas no solo en los productos fabricados dentro de las fronteras del país, sino también de aquellos cosméticos que se comercializaban dentro de su territorio, por lo que toda empresa que desease vender sus productos cosméticos en este país, debía testarlos previamente y de manera ineludible en animales, o de lo contrario no podría comercializarlos en su mercado. Este es el caso de algunas famosas marcas de origen estadounidense como MAC o Benefit.

Por fortuna, esta ley afectaba únicamente a los productos que se vendían en tiendas físicas, de manera que la cosmética que se comercializa en línea no estaba sujeta a cumplir con dichos deberes. Lo mismo sucedía con los productos vendidos en aeropuertos, que tampoco estarían sujetos a dicha ley.

Por  consiguiente, los productos de empresas chinas testados en animales que se comercializaban fuera de China, no podían ser vendidos dentro de la UE, Estados Unidos ni Latinoamérica, ya que es ilegal en estos territorios. Ello implica que el sello cruelty-free, así como el not tested on animals que aparecen frecuentemente en productos cosméticos son esencialmente redundantes, ya que cualquier producto cosmético no habrá sido testado de esta manera: sería ilegal comercializarlo.

Las regulaciones que afectan al animal-testing en productos cosméticos en China, ha sido especialmente polémico en los últimos años, quizás por la especial relevancia de este país en el comercio cosmético internacional. El mercado chino de cosméticos lleva años creciendo de manera imparable, doblando sus propias cifras del 2013 en el 2017; año en el que generó unos 37 mil millones de dólares (32 mil millones de euros, aproximadamente).

Para que nos hagamos una idea de la magnitud de las pérdidas fruto de las pruebas de testado animal en cosméticos en China, se estima que mueren alrededor de diez mil animales al año.

Todo apuntaba a que esta situación cambiaría a partir de junio del 2014, año en el que su política de testado animal para productos cosméticos fue modificada. Este hecho incitó al consumo de manera inmediata y provocó el abandono del boicot hacia aquellas marcas que testaban para poder vender en tiendas físicas en China.




 

Sin embargo, la verdad detrás de esta decisión tan prometedora, es que muchas empresas, a pesar de existir métodos de testado alternativos y cruelty-free, siguen empleando animales para esta tarea, ya que no está prohibido utilizarlos: la decisión de cómo testar sus productos compete únicamente desde entonces a la política interna de empresa que los crea y distribuye. Además, dicha modificación de ley afectaba únicamente al post-market, es decir, a los productos una vez testados y comercializados dentro de sus fronteras. Por este motivo se puede afirmar que el testado animal en China no fue erradicado con esta decisión, ni siquiera podemos asegurar que ciertas marcas estadounidenses y europeas hayan dejado de practicarlo.

 

¿Cómo es actualmente la situación en China?

 

Actualmente, en abril del año 2019, China ha asegurado que no será necesario testar en animales los productos cosméticos antes de ser comercializados en su mercado, por lo que no obligará a testar de esta manera a las empresas que deseen vender físicamente en China.

Esta ley afecta a los productos cosméticos especiales, es decir, aquellos creados para cubrir un objetivo específico y concreto; es el caso de tintes, crecepelos, cremas blanqueadoras, cremas solares y desodorantes. Además, y por primera vez afecta al pre-market, es decir, aquellos productos importados a China que dependen de un tipo específico de demanda.

 

¿Es este el paso definitivo que acaba con el testado animal en China?

 

En efecto, una vez disipada la confusión de las primeras declaraciones de la Asociación Nacional de Productos Médicos de la provincia de Gansu, se podría afirmar que están jugando con las esperanzas de las personas consumidoras más sensibilizadas con esta problemática.

Estas decisiones no son garantía del fin de las pruebas en animales: las marcas que lo deseen, pueden seguir practicándolo libremente, ya que, de nuevo, no existe la prohibición expresa de testar en animales los productos cosméticos.

Protesta contra la marca de cosméticos MAC

Como reveló PETA, la pésima regulación del testado en el mercado chino ha tenido consecuencias dañinas, ya que provocó que marcas como Avon, Mary Kay y Estée Lauder, que no lo practicaban, volvieran a hacerlo para poder vender físicamente en China, aumentando sus ventas. Asimismo, no podemos tener la certeza de que otras marcas como Nars, L’Oreal, MAC y Benefit dejen atrás este tipo de prácticas letales.

Sin embargo, hay luz al final del túnel: como consecuencia directa de dicha modificación, una multitud de marcas veganas y cruelty-free podrán ser vendidas, al fin, en China, un mercado en auge.

En contrapartida, la cosmética china testada en animales tiene cada vez menos mercados en los que moverse tras la prohibición definitiva de Australia, en el año 2017, pero no es sorprendente que no necesite adaptarse a otros mercados, ya que acumula aproximadamente el 18% de la población mundial.

Pese a todo, quizás en el futuro China termine por seguir los pasos de EEUU, Australia y la UE, prohibiendo definitivamente las pruebas con animales en productos cosméticos. Mientras tanto, seguiremos esperando esa decisión, tan valiente como necesaria, de vital importancia para el bienestar de millones de animales.